Cuidar un árbol y verlo crecer, puede ser una experiencia gratificante. Es importante cuidar el árbol durante sus primeros años para que establezca raíces fuertes y crezca verde y saludable.
Riega el árbol cuidadosamente justo después de haberlo plantado. Regarlo de inmediato ayuda a acomodar la tierra y el mantillo y le da a las raíces la humedad que necesitan para comenzar a crecer. No empapes la tierra alrededor del árbol. Rociarlo con una manguera durante 30 segundos le proporcionará suficiente agua.
Mantén la tierra húmeda si el árbol tiene menos de 2 años. Siempre que la tierra se vea seca, riega el árbol con una manguera durante unos 30 segundos. Los árboles jóvenes necesitan mucha agua para que puedan arraigarse en la tierra. No lo riegues de más porque las raíces podrían pudrirse. La tierra debe estar húmeda, pero no empapada.
Para revisar si la tierra está lo suficientemente húmeda, introduce una espátula de jardinería en 5 cm (2 pulgadas) de tierra y sácalo. Inserta el dedo en el agujero para ver si la tierra se siente húmeda. Si no, entonces debes regar el árbol. Riega menos el árbol si tiene más de 2 años.
Después de 2 años, las raíces deben estar asentadas y no necesitan tanta agua para crecer. Si vives en un área en donde llueve de forma regular, no debes preocuparte por regarlo, a menos que sea de una especie que necesite mucha agua. Si vives en un clima seco, podrías tener que regarlo de manera regular para mantenerlo saludable. Busca la especie de tu árbol en línea para encontrar recomendaciones específicas para regarlo.
Elimina el césped en un área de 0,90 a 3 metros (3 a 10 pies) alrededor del árbol. El tamaño exacto del área que debes despejar dependerá del tamaño del árbol. Para un árbol pequeño, un área más pequeña y, para uno más grande, despeja un área más extensa. Usa un rastrillo o un cultivador para eliminar el césped.
Retira las ramas muertas del árbol durante el año. Podar las ramas muertas de manera rutinaria mantendrá al árbol con un aspecto saludable. Las ramas muertas no tienen hojas y la corteza podría estar desprendiéndose. No podes el árbol en exceso si tiene menos de 3 años de edad. Debes dejar que tenga todo el espacio posible para las hojas durante sus primeros años para que obtenga más nutrientes y desarrolle raíces fuertes. Poda únicamente las ramas rotas o muertas durante los primeros 3 años de vida del árbol.
Poda las ramas que crecen en dirección al tronco. Esto evitará que las ramas se crucen entre ellas y arruinen la forma del árbol. Usa tijeras para podar, podaderas o una sierra de mano para cortar justo fuera del cuello de la rama.
Poda los brotes que crezcan fuera de la base del árbol. Los brotes, también llamados chupadores, son retoños delgados que le roban agua y nutrientes al resto del árbol en el que crecen. Usa unas tijeras afiladas para cortar tan cerca de la tierra o del tronco como puedas. Si hay brotes demasiado gruesos para cortarlos con tijeras, usa una podadera en su lugar.
Elige una variedad de árbol que vaya bien con las condiciones climáticas del lugar en donde vives.
Debes plantar un árbol en un área que tenga muchos hongos micorrízicos. De otra forma, no podrá tomar todos los minerales que necesita de la tierra.
Revisa regularmente el árbol para ver señales de plagas o enfermedades. Si descubres una plaga, visita un centro de jardinería para que te aconsejen o busca sugerencias en línea.
Decorar las zonas exteriores de una casa es algo que a mucha gente le encanta hacer, sobre todo a los aficionados a la jardinería y a la decoración, así como quienes quieren mejorar su propio hogar aportando un toque de naturaleza. Para decorar exteriores como patios, terrazas y balcones hay que usar macetas, las cuales pueden albergar gran variedad de plantas. Con las plantas de exterior embellecemos el espacio, disfrutamos de la naturaleza en contacto pleno con la tierra y contribuimos a mejorar el aire de las ciudades.
Plantas trepadoras con flor bonitas y olorosas para todo el año
Las plantas trepadoras con flores pueden cambiar completamente el aspecto de una fachada o un jardín. Son adecuadas para vestir paredes aburridas de balcones, terrazas y jardines con el verde de las hojas y el color de las flores. ¡Casi tan divertidas como las plantas para sustituir el azúcar!
Plantas de exterior con flor resistentes al frío y al calor
a ventaja que se menciona con más frecuencia de estas plantas es que, con una combinación inteligente, tu jardín, terraza o balcón pueden estar llenos de color durante los 12 meses del año. Recuerda que no solo es un placer para los seres humanos, sino también para las abejas, las marioposas y otros insectos.
Otro aspecto positivo es el bajo esfuerzo de mantenimiento. Las plantas que florecen todo el año simplemente tienen que enraizarse y luego protegerse del viento. Además, por supuesto, regarlas las veces que precisen.
Flores y plantas de invierno que resisten el frío
En invierno la variedad de hortalizas y plantas con flores desciende, pero eso no significa que sea una temporada improductiva.
Es tiempo de ir preparando el huerto, el jardín o las plantas del balcón para recibir la próxima primavera. Asimismo, puedes seguir disfrutando al máximo del exterior con estas flores y plantas de invierno.
FLORES Y PLANTAS QUE TOLERAN BIEN EL FRÍO
Puedes seguir disfrutando al máximo del exterior con estas flores y plantas de invierno:
Viburnum tinus: un arbusto de hoja perenne que da flores todo el invierno y también en primavera.
Pyracantha: una enredadera que da bayas muy decorativas de color rojo o anaranjado en invierno y florece en primavera.
Espino blanco: un arbusto ornamental espinoso que aporta flores muy olorosas. Es excelente para setos y requiere de mucho sol.
Se denomina planta de interior a cualquier especie vegetal cultivada en lugares bajo techo, como casas u oficinas. En su gran mayoría, son variedades de climas tropicales que se aclimatan en entornos geográficos ajenos gracias a que el cultivo en interior les proporciona las condiciones adecuadas. No hay que confundirlas con algunas plantas de balcón o de jardín, que se ubican en interiores temporalmente pero que para subsistir requieren periodos más largos al exterior.
Este tipo de plantas se cultivan normalmente con propósitos decorativos o por razones de salud, como purificadores del aire. Pueden agruparse recreando ambientes selváticos, en invernaderos y miradores acristalados; esto fue muy habitual en la época victoriana.
Tanto el exceso como la escasez de riego pueden ir en detrimento de la planta. La mejor forma de determinar si una planta necesita riego es comprobar la humedad del suelo. Para ello, se toca la superficie de la tierra y se introduce un dedo ligeramente en el sustrato. El suelo puede variar entre muy mojado (como si estuviera recién regado) a muy seco. Típicamente, una planta de interior necesita riego alrededor de una vez por semana, aunque no se recomienda aplicar esta regla con rigidez. Para regar, rociar agua uniformemente sobre la superficie del sustrato hasta que empiece a drenar por el fondo de la maceta, lo que asegura una completa saturación.
Luz
A través del proceso de fotosíntesis las plantas convierten la energía solar en energía química, lo cual las hace crecer. Los dos importantes factores a la hora de proporcionar luz a una planta son la intensidad y la duración.
Cada tipo de planta requiere una intensidad de luz diferente. La intensidad (o calidad) de luz es difícil de medir sin un luxómetro, el cual realiza las mediciones en unidades de lux. 100 lux o menos se considera normalmente como "intensidad baja" o luz "indirecta". Una oficina luminosa tiene una iluminación aproximada de 400 lux. 1.000 lux o más se considera iluminación de "alta intensidad". La luz del sol directa en el exterior está en el orden de los 32.000 a 100.000 lux.
La duración de la exposición luminosa es tan importante como la intensidad. La calidad de exposición de entre 8 a 16 horas es ideal para la mayoría de las plantas. En el hemisferio norte, las ventanas con orientación Sur tienen la mayor cantidad de exposición solar, mientras que las orientadas al oeste, Este y Norte tienen una exposición progresivamente menor. La luz solar directa es ideal, pero la luz solar natural a través de una ventana es imprevisible - los cambios estacionales, la cobertura nubosa y el tratamiento de los cristales pueden afectar a la cantidad de luz entrante.
Las fuentes de luz artificial pueden suministrar una alternativa o suplemento a la iluminación recibida de las ventanas. La luz fluorescente proporciona una excelente calidad luminosa, mientras las bombillas incandescentes estándar estimulan muy poco el crecimiento. Los fluorescentes "azules" o "fríos" facilitan la luz necesaria para las plantas de follaje verde, en cambio los "cálidos" o "rojos" son adecuados para las plantas de flor. Existen bombillas fluorescentes que encajan en los casquillos estándar.
Suelo
Las plantas de interior se cultivan generalmente en suelos especiales llamados compost de enmacetado o sustrato de enmacetado, no en tierra natural. Una buena mezcla de sustrato para macetas incluye acondicionadores de suelo que suministren a la planta nutrientes, soporte, drenaje y aireación adecuados. La mayoría de estos compost contienen una combinación de turba y vermiculita o perlita. Sin embargo la preocupación por los daños medioambientales causados en los marjales están induciendo a sustituir la turba por fibra de coco, un recurso sostenible.
Variedad de plantas de interior, Israel 1969
Si se opta por utilizar tierra natural de la zona se debería, como primera medida, esterilizar por calor, metiendo el sustrato en un horno a 90ºC durante el menos 30 minutos. Esto evitará que la tierra contenga bacterias dañinas. La mayoría de las tierras, en especial aquellas con una alta proporción de arcilla, no drenan lo suficiente como para ser consideradas un medio de crecimiento adecuado para plantas de interior, por lo que se utiliza la turba o la fibra de coco para aumentar la aireación y hacer más absorbentes los suelos pesados.
La vermiculita y la perlita ayudan también al drenaje aunque es más recomendable la perlita, ya que no se desmiga tan fácilmente. Si es necesario también se puede usar arena gruesa o gravilla como sustituto para aumentar el drenaje. Estos tres ingredientes se pueden mezclar en varias proporciones para crear diferentes tipos de sustrato de enmacetado. Para plantas que requieran un drenaje rápido, como los cactus, se utiliza más cantidad de arena gruesa, gravilla o perlita. Para las que necesiten mayor cantidad de humedad se usará más turba o fibra de coco.
Una buena mezcla de sustrato para todo tipo de plantas consiste en 2 partes de fibra de coco y 1 parte de perlita (o vermiculita). La llamada "mezcla de sustrato pesada" contiene tierra esterilizada, musgo de sphagnum desmigado o fibra de coco y perlita en proporciones iguales. También es posible hacer una mezcla de sustrato que no contenga nada de tierra mezclando a partes iguales turba y perlita (o vermiculita), esta combinación retendrá más la humedad.
Temperatura
La mayoría de las plantas de interior son especies tropicales seleccionadas por su adaptación al crecimiento en un clima que varía entre los 15 y los 25 °C, similar al que existe en la mayor parte de las casas. El control de la temperatura en otras plantas con requisitos diferentes necesitará prestar más atención al calentamiento y/o enfriamiento del lugar.
Humedad ambiental
La humedad es algo más difícil de controlar que la temperatura. La mayoría de las plantas prosperan con un 80% de humedad relativa, mientras que la mayor parte de las casas mantienen entre un 20% y un 60%. Además de comprar un humidificador, hay alguna formas caseras que pueden aumentar la humedad. Uno de los más populares es usar pequeños guijarros, cristalitos esmerilados u otro material similar, se coloca una cama de este material en el fondo de la maceta de drenaje de la planta y se llena de agua, la evaporación de esta agua producirá humedad a su alrededor. Otro de los métodos es agrupar las plantas en lugar de colocarlas aisladas en zonas con corrientes de aire.
Fertilizantes
En condiciones de enmacetado, los nutrientes de la tierra llegan a agotarse al cabo del tiempo, los fertilizantes suministran estos nutrientes artificialmente. Sin embargo, añadir fertilizantes innecesariamente puede ser perjudicial para la planta, por lo que hay considerar algunos síntomas como crecimiento lento, amarilleamiento de las hojas o caída de hojas nuevas para juzgar si el abonado es necesario.
Los fertilizantes se marcan normalmente con números, como 20-20-20. Estos indican el porcentaje de nitrógeno, fósforo y potasio, elementos necesarios para el crecimiento vegetal. La combinación 20-20-20 es generalmente adecuada para plantas verdes, mientras que 10-20-10 es habitualmente mejor para plantas de flor.
La seguridad de un fertilizante depende de la disolución que se pueda hacer del producto. Aunque se puede producir alguna variación dependiendo de la marca, una regla general es diluir una cucharada por cada 3,5 litros de agua. En todos los casos, es más seguro infra-fertilizar que sobre-fertilizar. Esta disolución se utilizará para regar las plantas y se vigilará el crecimiento para determinar si se ha conseguido el efecto deseado y la frecuencia con que debe ser administrada. Las necesidades de abonado pueden variar entre quincenales hasta cada tres meses.
Las suculentas y los cactus son plantas que han adquirido notoriedad por su fácil mantenimiento, su precio accesible y cuentan con una importante variedad de formas y tamaños. Son una excelente opción para decorar el patio o el interior de la casa sin demasiado esfuerzo. ¿Sabías que todos los cactus son un tipo de suculentas?
Las plantas suculentas son conocidas por almacenar agua en sus hojas, tallos o raíces en cantidades mucho mayores que el resto de las plantas. Esto significa que pueden sobrevivir a climas áridos y con temperaturas elevadas. Esto las posiciona en un lugar de privilegio, ya que su mantenimiento es mucho más fácil que el de otras plantas. No obstante, aunque son muy resistentes, es necesario tener ciertos cuidados y conocimientos para que crezcan sanas y fuertes. Un dato importante es que las dudas más usuales giran entorno a cómo trasplantarlos, qué hacer con sus espinas, y cómo pueden reproducirse.
Si estás pensando en decorar tu casa con algunas de estas plantas, pero no sabés cómo cuidar un cactus, cómo regar suculentas o cuáles son los lugares propicios para que crezcan, leé este artículo y despejá todas las dudas. ¿Sabés cómo cuidar un cactus? ¿o cada cuánto se riegan las suculentas? Si tenés otras plantas como las orquídeas, podés aprender. Seguí estos consejos para que tus suculentas o cactus siempre estén en perfectas condiciones:
1. Regá la suculenta, con cierta frecuencia, en función de la estación.
Es muy importante saber cómo y cada cuánto regar un cactus o suculenta, pues… ¿Cada cuánto se riega un cactus o suculenta? ¿Y de qué forma? Se debe regar la planta en profundidad – es decir, que el agua llegue hasta la raíz. Es aconsejable dejar secar bien la tierra entre riego y riego. También, tomá en consideración si tu planta está en interior o exterior, ya que habrá que protegerla durante los días más fríos o lluviosos.
Además, debés tener en cuenta las estaciones:
Primavera: en este momento, la planta comienza a dar sus brotes, entonces es aconsejable regarla una vez cada 10 o 12 días.
Verano: en los meses más cálidos, es cuando más dudas surgen sobre cada cuánto regar un cactus o suculenta. Si bien estas plantas soportan más tiempo sin ser regadas, en estos meses la frecuencia debe aumentar - de cada 4 a 8 días.
Otoño: a principios del otoño, se debe comenzar a reducir la intensidad del riego, realizándose cada 8 o 10 días.
Invierno: en esta época del año, hay que discontinuar el riego, realizándose cada 20 días. Si las temperaturas son inferiores a los 10 grados, no es recomendable regarla ya que podría pudrirse.
Con estos consejos, te aseguramos que tu cactus va a bailar de felicidad. Además, vas a poder reproducirlo o transplantarlo más facilmente en el futuro.
2. Colocá tu cactus o suculenta en un lugar con luz indirecta.
Todos los cactus y suculentas necesitan mucha iluminación: podés colocar tu planta cerca de una ventana, en una galería o en una habitación con mucha luz natural. Es importante saber que no todas las suculentas soportan los rayos directos del sol. Por ejemplo:
Las especies de cactus con pocas espinas o suculentas, requieren de sombra y sol suave. Los cactus provistos de pelos, con muchas espinas o espinas grandes, requieren de sol directo.
3. Tené en cuenta las temperaturas, ya que las plantas suculentas no son fans de los extremos.
Durante los meses de otoño e invierno, es mejor que las plantas se mantengan frescas por la noche, con temperaturas alrededor de 8 a 10 grados. O sea que es mejor evitar interiores muy calurosos, ya que las temperaturas por encima de los 20 grados pueden evitar que realicen su reposo invernal. Así mismo, la mayoría no soportan temperaturas por debajo de los 7ºC.
En primavera y verano, las plantas necesitan una buena ventilación, pero sobrevivirán a altas temperaturas. Es fundamental que la temperatura de los ambientes esté cuidada porque puede dañar la capacidad reproductiva del cactus.
4. Usá sustrato y arena de río en la tierra de tus suculentas.
A pesar de que soportan suelos áridos, crecen más sanas y fuertes en suelos nutridos. Por eso, se recomienda utilizar tierra enriquecida y preparada para este tipo de plantas. Los expertos jardineros recomiendan dos mezclas para la tierra de tu cactus o suculenta:
Mezclá 1 parte de sustrato universal (o musgo), 1 parte de tierra del jardín y 1 parte de arena.
Otra receta es mezclar partes iguales de sustrato universal y arena.
Recordá siempre usar arena de río o de jardinería en la preparación de tierra (esto es válido para todas las plantas, no sólo las suculentas). Evitá la arena de construcción, que proviene del mar y contiene sal: la sal tiende a secar las plantas.
5. Trasplantá tu cactus o suculenta, de cada 2 a 4 años.
Esta etapa es muy importante para el cuidado de un cactus o suculenta. La mejor época para hacer este proceso es en primavera. Si la planta deja de crecer, cambia de color o le salen raíces por los agujeros del drenaje, significa que es necesario trasplantarla.
¿Cómo trasplantar suculentas?
Las suculentas necesitan ser trasplantadas cada dos años. Considerada una planta "resistente a todo" y de bajo mantenimiento, un cactus igual necesita cuidados y atención. De hecho, los cactus necesitan trasplante cada tres o cuatro años. Si las raíces llegan al borde de la maceta, es hora de trasplantar.
6. Escogé una maceta que sea proporcional al tamaño de la planta.
A la hora de escoger la maceta para tu planta suculenta, asegurate de que tenga buen drenaje y que no sea muy profundo. Podés optar por diferentes materiales, como:
Cerámica o arcilla (terracotta): son de un material poroso, por lo que mantiene las raíces frescas.
Plástico: son menos ventiladas y conservan la humedad por más tiempo, algo que es contraproducente en estas plantas. En este caso, hacele más agujeros al fondo de la maceta.er a cuidarlas también con esta guía de métodos de cuidado.
¿Qué tipo de agua conviene a las suculentas y cactus?
Este es un punto muy importante: el agua de la canilla puede ser alcalina y/o dura (dependiendo de la zona donde vivas), lo que significa que contiene altas concentraciones de minerales. Estos minerales pueden acumularse en la tierra de la planta y afectarla.
Esta es una de las razones por la que las plantas deben ser trasplantadas periódicamente. La acumulación de estos minerales también puede causar la formación de depósitos en las macetas - sobre todo, aquellas en arcilla sin esmalte.
Nunca uses agua que haya pasado por un sistema de filtro que utilice sal como agente de recarga, ya que estos sistemas simplemente reemplazan la "dureza" del agua con iones de sodio. Va a llegar un punto en el que vas a poder identificar la salud de tu cactus o suculenta con tan solo mirar el color que tiene, por lo pronto, seguí estos consejos para asegurarte que tu planta se encuentre bien.
El agua de lluvia es preferible al agua de la canilla - podés recolectarla y almacenarla. Siempre usá el agua de lluvia a los pocos días de la recolección, para evitar la generación de mosquitos.
Tu planta necesita menos agua, si:
La suculenta tiene una apariencia blanda.
Las hojas de la planta se han puesto translúcidas.
Las hojas, usualmente verdes, se han puesto amarillas.
Las hojas se caen fácilmente.
Tu planta está sedienta de agua, si:
La tierra de la maceta está muy seca.
Las hojas no están firmes, cuelgan hacia abajo.
La planta tiene un color menos vivo, más apagado de lo usual.
En muchas ocasiones, tendemos a llenar nuestras casas de plantas por el mero hecho de decorar rincones y lugares que pecan de sosos, o porque nos encanta su estilo exótico, o simplemente son seleccionadas por su aspecto, color y forma; pero si no elegimos bien las plantas y compramos sin saber qué estamos comprando, se pueden convertir en un peligro para nuestras mascotas. A la hora de elegir una planta para casa, ya sea de interior o exterior, es muy importante informarse previamente de sus características ya sea en internet, libros o mejor todavía en tiendas especializadas en jardinería, ya que nuestros animalitos tienden a mordisquear todo lo que pillan, sobre todo los perros y gatos cuando son cachorros.
Existen numerosas plantas que son irritantes y tóxicas para nuestras mascotas, y con un simple contacto con ellas, puede ocasionar importantes erupciones en la piel. Otras plantas, al ser ingeridas pueden ocasionar graves problemas estomacales, vómitos y diarreas, dilatación de pupilas, salivación excesiva, dificultad para respirar, y hasta pueden ocasionar la muerte.
Narciso (Narcissus pseudonarcissus)
Los narcisos (especialmente su bulbo) son altamente tóxicos para los animales (también para las personas) El contacto directo con esta planta puede provocar irritaciones cutáneas y dermatitis. Comer cualquier parte de esta planta, puede causar desajustes estomacales que provocan vómitos y diarreas, y en el peor de los casos, convulsiones, subida de presión sanguínea, temblores y un latido irregular. En casos extremos, ingerir el bulbo puede ser letal.
Hiedra común (Hedera hélix)
La hiedra es una enredadera que crece en interiores y en exteriores. Todas las partes de la planta son ligeramente tóxicas, menos el fruto que de una toxicidad extrema. Tocarla puede producir irritaciones en la piel, ampollas o incluso la aparición de ampollas y úlceras. Los síntomas tras la ingestión de la hiedra pueden ser vómitos, dolores estomacales, malestar general, fiebre, y dependiendo del tamaño del animal, puede derivar en un coma.
Hortensia (Hydrangea macrophylla)
Tanto las hojas como las flores de las hortensias son peligrosas, después de una ingestión de esta planta, los síntomas son vómitos, diarreas, dolor abdominal, malestar general y falta de coordinación.
Las partes más toxicas que tiene esta planta, son las semillas y las raíces, el resto de la planta es purgante. Los síntomas tras ingerir esta planta, son alucinaciones, vómitos, diarreas, trastornos gastrointestinales y un fuerte dolor abdominal.
El estudio de las plantas se ha dado desde tiempo inmemoriales, originando en las prácticas de estudio e identificación de plantas comestibles y medicinales desde la prehistoria. La botánica como la conocemos hoy en día es una ciencia que empezó su actividad en el siglo XIX, renovándose constantemente junto con las avances tecnológicos y científicos del momento.
Existen varias ramas de la botánica, pero en este artículo hablaremos de 8 importantes áreas de la botánica así como de Las diferentes ramas de la botánica sus campos de estudio, para que nos familiaricemos con esta importante rama de la ciencia.
La botánica es una ciencia de vital interés para la humanidad. Las plantas y las algas son los mayores productores de oxígeno en la atmósfera terrestre, un elemento vital del funcionamiento de muchísimos organismos. Además, convierten la energía solar en alimento aprovechable por otros seres vivos, siendo la base de la cadena alimentaria.
Dentro de la botánica podemos esperar, al igual que en la mayoría de ciencias de la vida, una gran diversidad de especializaciones y campos de estudio, con diferentes metodologías, enfoques y aplicabilidad. Entre ellas podemos destacar:
1. Bioquímica vegetal
La bioquímica vegetal es la ciencia que se encarga de estudiar los químicos producidos por las plantas. La capacidad sintetizadora de las plantas es increíble y muy variada, lo que permite la obtención de medicinas y alimento, pero además también de materiales como el carbón, la celulosa, la goma, el algodón.
La bioquímica vegetal se centra también en los procesos químicos internos de las plantas. Es de especial interés el mecanismo fotosintético, mediante el cual son capaces de construir azúcares a partir de dióxido de carbono, mediante el agua y la luz solar. Este proceso se lleva a cabo en los cloroplastos, unos organismos especializados similares a las mitocondrias, que también podrían tener un origen endosimbiótico.
2. Ecología vegetal
La ecología vegetal es el estudio de las plantas en el contexto ecológico, es decir, de su papel dentro de un ecosistema y la relación que tienen con los distintos aspectos de este. Las plantas son inmóviles y requieren de ciertas condiciones ambientales concretas para poder vivir, así que los cambios en el ambiente les pueden afectar gravemente.
Es interesante también la capacidad de las plantas de influir en su entorno de múltiples formas, ya sea compitiendo con otras plantas por los recursos, en relaciones simbióticas con otras formas de vida como bacterias, hongos o animales, o también como parte clave de la orografía y condiciones climáticas de un lugar.
3. Genética
La genética vegetal también es un campo de investigación botánica increíblemente denso e interesante. Las plantas, a diferencia de los animales, tienen muchas menos restricciones en cuanto a dotación cromosómica se refiere. Esto significa que podemos encontrar especies de planta con cierta variación en el número de cromosomas, como por ejemplo en el caso de las especies poliploides, que se utilizan comúnmente en algunos cultivos, como el de la fresa.
Son organismos muy diferentes a nosotros, que utilizan de diferente forma herramientas moleculares como por ejemplo, los mecanismos que influyen en la epigenética. Cabe añadir que los primeros estudios genéticos fueron realizados en plantas, por la mano de Gregor Mendel.
4. Evolución vegetal
Muy ligada a la genética vegetal, la evolución vegetal es un campo de estudio fascinante, en el que se intenta esclarecer el proceso evolutivo que llevaron a cabo las plantas, así como las consecuencias y “marcas” que haya podido dejar en estos organismos.
Entre algunos temas de interés dentro de la evolución vegetal, encontramos la divergencia entre las plantas y las algas. Hoy en día parece que el ancestro algal de las plantas terrestres se corresponde con las algas carofitas, a partir de las cuales evolucionaron y se desarrollaron los linajes actuales de plantas terrestres.
5. Fisiología vegetal
La fisiología vegetal estudia los procesos que llevan a cabo las plantas durante el desarrollo de su vida. Esto incluye mecanismos como los sistemas de raíces, las hojas de las plantas y el intercambio de gases que llevan a cabo, o incluso las hormonas que utilizan, intentando dar explicación a estos procesos.
Gracias a la fisiología vegetal, entendemos cómo funcionan las plantas y qué mecanismos utilizan para sobrevivir. El estudio hormonal de las plantas es uno de los temas más interesantes dentro de la fisiología vegetal, ya que no se utilizan únicamente como señal interna, sino que también les sirve como una forma de comunicación, o incluso de defensa.
6. Anatomía vegetal
La anatomía vegetal, en lugar de estudiar los procesos químicos y físicos relacionados con la vida vegetal, estudia directamente su forma y estructura. Es una ciencia básica dentro de la botánica, ya que los primeros estudios vegetales se centraban en la descripción morfológica de estos seres vivos.
Gracias a la anatomía vegetal tenemos un lenguaje y entendimiento de las diferentes partes vegetales que nos permiten investigar de una forma más eficiente. Además, la enorme variedad morfológica vegetal hace que la anatomía vegetal sea un campo todavía más importante y necesario.
7. Paleobotánica
La paleobotánica constituye el campo de estudio de aquellos restos de plantas que se encuentren en un contexto geológico, es decir, en forma de fósiles. La paleobotánica es útil para entender los ecosistemas y condiciones ambientales de tiempos pasados.
Los fósiles vegetales existen de múltiples formas, pero habitualmente se estudian las impresiones y compresiones, grabados en piedra que muestran plantas aplastadas, que permiten estudiar la morfología de las especies vegetales de la antigüedad.
8. Micología
La micología, el estudio de los hongos, ha sido tradicionalmente parte de la botánica pese a estudiar a una clase de seres vivos más parecidos a nivel biológico a los animales, que a las propias plantas. A pesar de esta pequeña ironía, se entiende que los hongos, al compartir ciertas características morfológicas con las plantas, se hayan vinculado a estas en su estudio.
El estudio de los hongos también es un campo de la botánica muy variado, donde también entran la genética, la bioquímica, la fisiología, la evolución. La enorme variedad morfológica de los hongos, que existen incluso de forma unicelular, como en el caso de las levaduras, además de su función en el ecosistema les hace un magnífico objeto de estudio científico.
La herbología, también llamada herorismo o fitoterapia, es el estudio de las propiedades y las aplicaciones medicinales de las plantas y sus extractos. Quienes la practican son denominados herboristas o herbolarios.
El ámbito de la medicina herborista en ocasiones comprende los hongos y los productos obtenidos de las abejas, así como minerales, conchas y ciertas partes de animales. El uso de plantas para combatir las enfermedades es casi universal entre las sociedades no industrializadas. El uso tradicional de las sustancias medicinales se reconoce como una forma de aprender sobre posibles fármacos futuros. En 2001, los investigadores identificaron 122 compuestos utilizados en la medicina convencional, los cuales procedían de orígenes vegetales «etnomédicos»; el 80% de estos compuestos se usaban de igual o similar forma al del uso etnomédico tradicional.
Muchas plantas sintetizan sustancias útiles para la conservación de la salud en humanos y animales. Entre estas sustancias se encuentran las aromáticas, principalmente fenoles o sus oxígeno-derivados, como los taninos. Otras muchas son metabolitos secundarios, de los cuales se han aislado por lo menos 12.000 - número que se estima en menos del 10% del total.
En muchos casos, sustancias como los alcaloides sirven como mecanismo de defensa de la planta contra la depredación de microorganismos, insectos y herbívoros. Gran cantidad de hierbas y especias utilizados por el hombre como alimento de temporada producen compuestos medicinales útiles. De forma similar a los medicamentos, ciertas hierbas pueden producir efectos adversos. Asimismo, la adulteración, los preparados inadecuados o la falta de conocimiento entre las interacciones de plantas y drogas han llevado a reacciones adversas en ocasiones críticas o letales.
Historia de la Herbología
El uso de plantas como medicamentos fue ya una práctica prehistórica. En el enterramiento neandertal «Shanidar-4», de hace 60 000 años, situado al norte de Irak, se han encontrado grandes cantidades de polen de ocho especies de plantas, de las que 7 se utilizan en la actualidad como plantas medicinales.
En el registro escrito, el estudio de las plantas se remonta 5000 años atrás, cuando los sumerios describieron los usos medicinales de plantas como el laurel, el comino y el tomillo. Se sabe que los egipcios en el año 1000 a. C. utilizaban adormidera, ajo, aceite de ricino, cilantro, menta, añil y otras plantas medicinales. También en el Antiguo Testamento se menciona el uso y cultivo de plantas, entre las que se encuentran la mandrágora, veza, alcaravea, trigo, cebada y centeno.
En la India, la medicina Ayurveda ha venido utilizando muchas plantas, como la cúrcuma, posiblemente desde el año 1900 antes de Cristo. Muchas otras plantas y minerales utilizados en el Ayurveda fueron descritos más adelante por los antiguos herboristas como Cháraka y Sushruta, durante el I milenio a. C. En el Sushruta Samhita, atribuido a Sushruta en el siglo vi a. C., se describen 700 plantas medicinales, 64 preparaciones que provienen de fuentes minerales, y 57 provenientes de animales.
El primer libro chino sobre plantas, el Shennong Bencao Jing, compilado durante la dinastía Han, pero que data de una fecha muy anterior, lista 365 plantas medicinales y sus usos —incluyendo ma-huang, el arbusto del que se obtuvo originalmente la efedrina—. Las generaciones subsiguientes aumentaron los conocimientos en los libros Shennong Bencao Jing y Lun Yaoxing, tratado sobre plantas medicinales del siglo vii, durante la dinastía Tang.
Los antiguos griegos y romanos también utilizaron las plantas como medicinas. Las prácticas médicas griegas y romanas, como aparecen en los escritos de Hipócrates y, especialmente, de Galeno, sentaron las bases de la medicina moderna. Hipócrates recomendaba el uso de algunos medicamentos simples a base de plantas, junto con el aire fresco, el descanso y una dieta adecuada. Galeno, por el contrario, recomienda grandes dosis de mezclas de drogas, incluyendo ingredientes de plantas, animales y minerales.
Los médicos griegos escribieron el primer tratado europeo sobre las propiedades y usos de las plantas medicinales, De materia medica. En el siglo i d. C., Dioscórides escribió un volumen de más de 500 plantas que siguió siendo una referencia autorizada hasta el siglo xvii. Del mismo modo ha sido importante para herboristas y botánicos de los siglos siguientes el libro que fundó la ciencia de la botánica, De historia plantarum, del griego Teofrasto, escrito en el siglo iv a. C.
La fotosíntesis o función clorofílica es un proceso químico que consiste en la conversión de materia inorgánica a materia orgánica gracias a la energía que aporta la luz solar. En este proceso, la energía lumínica se transforma en energía química estable, siendo el NADPH (nicotín adenín dinucleótido fosfato) y el ATP (adenosín trifosfato) las primeras moléculas en las que queda almacenada esta energía química. Con posterioridad, el poder reductor del NADPH y el potencial energético del grupo fosfato del ATP se usan para la síntesis de hidratos de carbono a partir de la reducción del dióxido de carbono (CO2).
La vida en nuestro planeta se mantiene fundamentalmente gracias a la síntesis que realizan en el medio acuático las algas, las cianobacterias, las bacterias rojas, las bacterias púrpuras, bacterias verdes del azufre, y en el medio terrestre las plantas, que tienen la capacidad de sintetizar materia orgánica (imprescindible para la constitución de los seres vivos) partiendo de la luz y la materia inorgánica. De hecho, cada año los organismos fotosintetizadores fijan en forma de materia orgánica en torno a 100 000 millones de toneladas de carbono.
La vida en la Tierra depende fundamentalmente de la energía solar. Esta energía es atrapada mediante la fotosíntesis, responsable de la producción de toda la materia orgánica de la vida (biomasa). Los orgánulos citoplasmáticos encargados de la realización de la fotosíntesis son los cloroplastos, unas estructuras polimorfas y de color verde (esta coloración es debida a la presencia del pigmento clorofila) propias de las células vegetales.
En el interior de estos orgánulos se halla una cámara que alberga un medio interno llamado estroma, que alberga diversos componentes, entre los que cabe destacar enzimas encargadas de la transformación del dióxido de carbono en materia orgánica y unos sáculos aplastados denominados tilacoides, cuya membrana contiene pigmentos fotosintéticos. En términos medios, una célula foliar tiene entre cincuenta y sesenta cloroplastos en su interior.
Los organismos que tienen la capacidad de llevar a cabo la fotosíntesis son llamados, fotoautótrofos (otra nomenclatura posible es la de autótrofos, pero se debe tener en cuenta que bajo esta denominación también se engloban aquellas bacterias que realizan la quimiosíntesis) y fijan el CO2 atmosférico. En la actualidad se diferencian dos tipos de procesos fotosintéticos, que son la fotosíntesis oxigénica y la fotosíntesis anoxigénica.
La primera de las modalidades es la propia de las plantas superiores, las algas y las cianobacterias, donde el dador de electrones es el agua y, como consecuencia, se desprende oxígeno. Mientras que la segunda, también conocida con el nombre de fotosíntesis bacteriana, la realizan las bacterias purpúreas y verdes del azufre, en las que el dador de electrones es el sulfuro de hidrógeno (H2S), y consecuentemente, el elemento químico liberado no será oxígeno sino azufre, que puede ser acumulado en el interior de la bacteria, o en su defecto, expulsado al agua.
Descubridor de la Fotosíntesis
Ya en la Antigua Grecia, el filósofo Aristóteles propuso una hipótesis que sugería que la luz solar estaba directamente relacionada con el desarrollo del color verde de las hojas de las plantas, pero esta idea no trascendió en su época, quedando relegada a un segundo plano. A su vez, la idea de que las hojas de las plantas asimilaban el aire fue propuesta por Empédocles, y descartada por Aristóteles y su discípulo Teofrasto, quien sostenía que todo el «alimento» de las plantas provenía de la tierra. De hecho, esas ideas no volvieron a ser recuperadas hasta el siglo xvii, cuando el considerado padre de la fisiología vegetal, Stephen Hales, hizo mención a las citadas hipótesis, y afirmó que el aire que penetraba por las hojas en las plantas era empleado por ellas como fuente de alimento.
La botánica o fitología es la rama de la biología que estudia las plantas bajo todos sus aspectos, incluyendo la descripción, clasificación, distribución, identificación, estudio de la reproducción, fisiología, morfología, relaciones recíprocas, relaciones con los otros seres vivos y efectos provocados sobre el medio en el que se encuentran.
La botánica estudia las plantas en sentido amplio, abarcando las categorías taxonómicas de las plantas sin flores (criptógamas), las plantas sin flores y sin vasos (briofitas), las plantas sin flores y con vasos (pteridofitas), las plantas con flores (espermatofitas), las plantas con flores y sin fruto (gimnospermas) y las plantas con flores y con fruto (angiospermas), dentro de la clasificación clásica de los organismos vegetales.
No obstante, en términos históricos, el objeto de estudio de la botánica no se ha restringido estrictamente al Reino Plantae, sino que ha abarcado un grupo de organismos lejanamente emparentados entre sí, esto es, las cianobacterias, los hongos, las algas y las plantas, los que casi no poseen ningún carácter en común salvo la presencia de cloroplastos (a excepción de los hongos y cianobacterias) o el no poseer capacidad de desplazamiento. En el campo de la botánica hay que distinguir entre la botánica pura, cuyo objeto es ampliar el conocimiento de la naturaleza, y la botánica aplicada, cuyas investigaciones están al servicio de la tecnología agraria, forestal y farmacéutica. Su conocimiento afecta a muchos aspectos de nuestra vida y por tanto es una disciplina estudiada por biólogos y ambientólogos, pero también por farmacéuticos, ingenieros agrónomos, ingenieros forestales, entre otros.
Botánica moderna
La botánica moderna es una ciencia que considera una gran cantidad de nuevos conocimientos en la actualidad que han sido generados por el estudio de las plantas modelo y sobre la botánica actual, en concreto, ésta comenzó desde 1945.
Arabidopsis thaliana motivó a los biólogos actuales a estudiar a fondo este tipo de plantas, esta mala hierba fue una de las primeras plantas en ver su genoma secuenciado. Otros más importantes comercialmente como alimentos básicos como el arroz, trigo, maíz, cebada, centeno, mijo y la soja están teniendo también sus secuencias del genoma. Algunas de éstas son un reto puesto que tienen en sus secuencias más de dos juegos de cromosomas haploides, una condición conocida como poliploidía, común en el reino vegetal. Un alga verde Chlamydomonas reinhardtii (un célula, sola, verde alga) es otro organismo modelo importante que ha sido extensivamente estudiado y provee importantes conocimientos a la biología celular.
Ramas de la botánica
En primer lugar, se puede citar a la Morfología, la cual, en sentido amplio, es la teoría general de la estructura y forma de las plantas, e incluye la Citología y la Histología. La primera se ocupa del estudio de la fina constitución de las células y se asocia, en los aspectos relacionados con las moléculas, con algunas partes de la Biología Molecular. La Histología es el estudio de los tejidos de las plantas. Citología e Histología, conjuntamente, son necesarias para comprender la Anatomía de las plantas, o sea, su constitución interna.
Al ocuparse de los procesos de adaptación, la morfología se relaciona con la ecología, disciplina que investiga las relaciones entre la planta y su ambiente. Tales relaciones están basadas en los estudios de la fisiología vegetal, que se ocupa —de modo general— del estudio del modo en que se realizan las funciones de la planta en los campos del metabolismo, del cambio de forma (que incluye el crecimiento y desarrollo de la planta) y de los movimientos. La reproducción de las plantas y el modo en que se heredan y cambian los caracteres a través de las generaciones es el campo de la Genética.
Los siguientes consejos serán más universales, pero la regla de oro es conocer bien nuestra planta, por eso está la primera. Aunque la mayoría de plantas que se cultivan habitualmente comparten muchas de sus necesidades, cada especie puede ser un mundo y algunas tienen necesidades muy concretas y específicas. Entérate de cuál es la especie de tus plantas y cuáles son sus necesidades particulares. Por ejemplo, no será lo mismo averiguar cómo cuidar una planta de interior que una planta de exterior.
Riego
La gran mayoría de plantas no tolera el encharcamiento en su tierra o sustrato, por lo que regarlas en cantidades excesivas es una de las principales causas de la muerte de las plantas en el hogar. Es mucho mejor regar a menudo y en pequeñas cantidades que hacerlo poco y mucho, aunque esto sea más fácil. Las plantas resistentes a la sequía, como los cactus y crasas en general, son especialmente vulnerables al encharcamiento.
Humedad del suelo
Otro de los cuidados básicos de las plantas es comprobar la humedad del suelo donde están plantadas. Si no estás seguro de si tu planta necesita riego o no, clava un pequeño palillo o incluso un dedo en el sustrato, junto a la planta y sin dañarla. Si la tierra está húmeda se quedará pegada al palillo o a tu dedo y, normalmente, querrá decir que aún no necesita riego.
Luz indirecta
Si no estás seguro de si una planta es de sol o de sombra y no consigues encontrar información, hay una fórmula que siempre funciona: dale luz abundante e indirecta. Algunas plantas no toleran el sol directo, que quema sus hojas, mientras que otras no se desarrollan a la sombra. La solución es:
En interior: colocarlas en una habitación iluminada, cerca de una ventana que tamice la luz con una cortina.
En exterior: colocarlas donde estén protegidas del sol de mediodía y solo le llegue la luz de la mañana o la tarde.
Frío
Muy pocas plantas toleran las heladas: si vives en una zona donde los inviernos son muy fríos, tendrás que buscar plantas de temporada, o bien aquellas que toleren especialmente ese tipo de climas. Puedes usar telas específicas para mantener las plantas cubiertas en invierno, que las ayudarán a retener la temperatura. Del mismo modo, la técnica del acolchado puede ayudar.
Calor
Muchas especies desérticas o mediterráneas están adaptadas a los veranos calurosos, pero otras tantas no soportan bien las temperaturas por encima de los 30 ºC, y menos aún al sol. Riégalas más a menudo y búscales sombra, especialmente en las horas de más calor.
Las plantas aromáticas, que son las que tienen aromas especialmente fuertes o intensos, así como agradables para nosotros y que, por ello, usamos para cocinar, en la aromaterapia y para ambientar nuestros hogares. La mayoría de plantas o hierbas aromáticas son, a la vez, plantas medicinales, pero no todas las plantas medicinales son aromáticas. Además, se conocer como hierbas aromáticas específicamente a las que más se usan para cocinar, como especias y condimentos.
Así, hay muchas clases de plantas aromáticas en la naturaleza y que podemos cultivar en nuestro jardín para rodear nuestro hogar de buen olor, así como dentro de casa para tener también buen aroma, por lo que pueden servirnos como ambientadores caseros naturales. Muchas de las cuales, también poseen propiedades medicinales, y que sirven como principios activos en la fabricación de muchos medicamentos.
El ajenjo (Artemisia absinthium) es una planta aromática que se puede cultivar en el jardín. También, es un buen repelente natural contra insectos que puedan ser peligrosos para las demás plantas. Así, se utiliza para ahuyentar plagas, cubriendo el suelo o haciendo infusiones con ella.
El ajo (Allium sativum) es una planta muy efectiva en la lucha contra los insectos, las hormigas o las bacterias. Con el ajo, se pueden hacer infusiones y rociarlo en las hojas de las plantas, para protegerlas contra distintas plagas. Además, el ajo es una planta muy apreciada en la cocina, pudiéndose usar en todo tipo de elaboraciones, y tiene grandes beneficios para la salud. Además, es considerado uno de los mejores antivirales naturales, por lo que conviene consumirlo.
Sábila o aloe vera (Aloe vera)
La sábila o aloe vera (Aloe vera) es una planta medicinal fácil de cultivar en casa y puede servir de protección de otras plantas frente al viento. Sin embargo, como no soporta bien el frío, lo ideal es cultivarla dentro de casa o en maceta. Su pulpa babosa o gel es muy buena para los problemas en la piel, como las quemaduras, y para tratar el estreñimiento, entre otros usos comunes del aloe vera.
La árnica (Arnica montana) es una planta medicinal que presenta propiedades antiinflamatorias y se usa para tratar lesiones y problemas musculares. El problema de esta planta es que posee compuestos que resultan tóxicos, por lo que no se debe ingerir, salvo que lo recomiende un especialista, es decir, con un control de formato y dosis.
La manzanilla (Matricaria sp.) es una planta medicinal y aromática fácil de cultivar y de rápido crecimiento, que se usa para tratar los problemas de estrés, ansiedad e insomnio. Otro uso común es contra distintos problemas digestivos, dermatológicos y oculares.
Menta (Mentha sp.)
La menta (Mentha sp.) es una las plantas aromáticas más conocidas y usadas por su maravilloso olor. También es medicinal, pues se utiliza para problemas de indigestión, resfriados, dolores musculares, reacciones alérgicas de la piel y las picaduras.